lunes, 18 de marzo de 2013

El experimento de las magdalenas.

Tanto oír consejos sobre cuál es el truco, o los trucos, para que las magdalenas suban, ayer me cansé y decidí hacer mi propio experimento para comprobarlo.





(pinchar en la imagen para ver más grande)

Como véis en la tabla, la masa A, estuvo 30 minutos en la nevera, con la harina sin tamizar; la masa B no estuvo en la nevera ni tuvo la harina tamizada y la masa C tuvo la harina tamizada y estuvo metida 30 minutos en la nevera.

En la primera hornada, precalenté el horno a 180º y no lo moví hasta que estuvieron listas, unos 30 minutos aproximadamente. Estas magdalenas no llegaron a subir.


En la segunda hornada, precalenté el horno a 200º y a los 5 minutos reduje la temperatura a 180º, dejándolas 21 minutos más en el horno. Las magdalenas de esta hornada quedaron más hinchadas que las anteriores, pero no terminaban de subir. Ni en la primera ni en la segunda hornada hubo diferencias entre las magdalenas que habían estado tamizadas o no, o las que habían sido metidas en la nevera o no.




La masa B (chocolate), se ve más hinchada que las demás, pero la diferencia viene marcada por haberla tenido en un molde de silicona que no tenían las otras dos.

En la tercera hornada, precalenté el horno a 240º y a los 5 minutos bajé la temperatura a 220º, manteniéndolas en el horno unos 20 minutos más. He aquí el resultado:




Como véis, la primera hornada y la segunda a penas tenían diferencia - la primera está más abierta porque no me quedaban moldes de silicona libres, pero a penas se nota la diferencia de temperatura -, pero como se suele decir ¡a la tercera va la vencida! 

Esta parte del experimento determinó que la mejor temperatura para que las magdalenas suban son 240º reducidos a 220º pasados 5 o 6 minutos, y el tiempo total de horneado unos 26 minutos.

Como me quedaba una última hornada, quise ver si había diferencia entre dejarlas enfriar 3h en la nevera o dejarlas fuera de ella. Por ello aplasté las magdalenas con un dedo, y como véis, la de la izquierda - que sí estuvo en la nevera - recuperó antes su forma que las que se habían enfriado fuera, lo que determinó que hay una pequeña mejora en la textura si se dejan dentro de la nevera.




Aprovechando la 4ª hornada, quise saber si había diferencia entre tener la masa en la nevera en los moldes o no, a pesar de haber seguido el mismo procedimiento con la 3ª y la 4ª hornada, exceptuando la media hora de nevera.



La magdalena con el papel amarillo, estuvo media hora en la nevera antes de llegar al horno, la del papel verde no. La única diferencia que pude notar es que la que no estuvo en la nevera está menos resquebrajada. Aquí véis una foto de las cuatro hornadas juntas:


 Finalmente, conseguí que mis magdalenas subieran, pero la esponjosidad de la textura aún no termina de convencerme, por lo que los planes de subir las recetas de las magdalenas con la base de las cantidades de Delicias Veganas, tendrá que esperar. Ahora estoy intentando veganizar la receta de magdalenas perfecta, que existe, pero no es vegana... Aún.  Mientras tanto...


 ¿Una magdalena?






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